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La llanura de los huesos secos

37 El Señor puso su mano sobre mí, me sacó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la llanura, que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos, de aquí para allá, y pude ver que eran muchísimos; cubrían la superficie de la llanura y estaban completamente secos. Me dijo:

— Hijo de hombre, ¿volverán a vivir estos huesos?

Yo respondí:

— Señor Dios, tú lo sabes.

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